viernes, 8 de abril de 2011

EN ESTE JUICIO FALTA SENTAR A LOS DIRIGENTES DE RIVER

El 6 de agosto del 2007 el joven Gonzalo Acro, fue asesinado por barrabravas de River Plate en el barrio de Villa Urquiza. Esta mañana, cuatro años después, estuve acompañando a Alberto, el papá de Gonzalo y a su hermana, Romina, en una nueva audiencia del juicio oral que se les sigue a los barras ante el TOC N° 15. Con la prepotencia contenida, un grupo de barrabravas, que no se reconocen como tales, jubilados por la realidad, son los acusados: Los hermanos Alan y William Schenkler, Pablo “Cuca” Girón, Martín “Pluto” Lococo, Rubén “Oveja” Pintos, Ariel “Colo” Luna y Sergio “Pelado” Piñeyro. Por el paso del tiempo, unos pocos periodistas cubrían el juicio. Uno de ellos Gustavo Grabbia periodista de OLE especialista en violencia en el futbol, estaba como testigo en el debate. La instrucción de esta causa y de otras que tramitaron conexas dejaron fuera de este juicio a algunos protagonistas, que podemos llamar los grandes ausentes: los dirigentes de River.

Al asumir como presidente de River, José María Aguilar vino con una teoría que venía a revolucionar la relación de los barras con sus clubes. La teoría de la integración. Fue así como los barras se incorporaron a la vida del club River Plate, ya no como huéspedes lejanos, sino como anfitriones. Pasaron en una primera etapa a ser empleados del club, y de alli a manejar negocios propios de la institución. Ya es antológico el viaje de "los borrachos del tablón" al mundial de Alemania, siendo la "delegación" más numerosa la de la barra millonaria. Hasta los barras tuvieron una disputa sangrienta, porque les habían prometido participar de las ganancias del pase de Gonzalo Higuain al Real Madrid de España. Pero, como es sabido, no se puede pactar con el diablo.

Hace un tiempo Romina Acro se enojo mucho conmigo, porque dije a unos periodistas que Gonzalo Acro era barrabrava de River. Lo cierto es que este joven es una victima más de la violencia en el fútbol, por eso acompañamos. Sus familiares, que sufren todos los días la ausencia, son merecedores de todo nuestro respeto y apoyo. Hoy miraba los ojos con lágrimas de Alberto Acro y me preguntaba si esta muerte pudo ser evitada. Yo creo que si.

Mientras tanto en este juicio y en todos los vinculados con muertes en el futbol, falta sentar a los financistas de los barras, sin los cuales la barra no podría funcionar, los complices, los malos dirigentes del fútbol.

Juan Manuel Lugones