lunes, 9 de mayo de 2011

Liliana, una madre de la plaza


Liliana se conmovía con las rondas de las Madres. Se emocionaba con la lucha de esas mujeres, la forma tan humana de ser inquebrantables. La unía a esos pañuelos blancos su condición de madre, ese latir que sólo ellas conocen. Liliana las admiraba cuando todavía vivía Daniel, cuando todavía no lo había perdido; antes de que el hijo cayera con sus 19 años sobre la vereda de Joaquín Suárez y Boulevard Artigas, en la uruguaya Paysandú. Liliana, entonces, también se convirtió en una madre en lucha. Ya no sólo era mirar: había pasado a ser, ella misma, una buscadora de justicia. Hasta hoy.
En ese camino, una plaza de Saavedra ya fue bautizada como Daniel Hernán García. La memoria del hijo –y la lucha de la madre– quedó encendida en ese tramo verde que rodean las calles Holmberg, Ruiz Huidobro, Ramallo y Goyeneche. Sin embargo, y a pesar de la fuerza que arrastra la voluntad de los vecinos, aún lleva la precariedad de lo informal. Por eso, desde el año pasado, en la Legislatura descansa un proyecto impulsado por el diputado Raúl Puy (Diálogo por Buenos Aires), que propone renombrar ese espacio verde.
Ahí pegado, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires levantó la primera sede de la Policía Metropolitana. Es la misma que había intentado instalar en el Parque Sarmiento, aunque la justicia lo frenó. Entonces, la llevó a Goyeneche y Ramallo, a pesar de la resistencia de los vecinos, que calificaron de “antidemocrática e ilegal” esa construcción por estar en un espacio público. “Donde no se hacen escuelas, crecen comisarías”, fue la consigna de los mismos vecinos. Pero la comisaría se construyó con rapidez. ¿Faltará mucho para la plaza con el nombre de Daniel? Mientras tanto, ese espacio lo defienden los vecinos, como dicen los carteles.
El proyecto lleva las firmas de Marcelo Parrilli (MST/Proyecto Sur), María Naddeo (Diálogo por Buenos Aires) y Martín Hourest (Igualdad Social). Aún no se sabe, sin embargo, si estarán los votos de los legisladores macristas.
“Vamos por pasos”, dice Liliana Suárez de García, y deja una mezcla de paz y firmeza en su voz. Esta semana viajará a Montevideo junto con la Defensora Adjunta del Pueblo porteño, Graciela Muñiz. Ambas se reunirán el jueves 12 con el vicecanciller uruguayo, Roberto Conde. Pero la idea de máxima es llegar al presidente José Mujica. Incluso, desde el gobierno de ese país, le prometieron que le pondrían un abogado.
“La causa está prescripta, pero veremos si podemos hacer algo.” Todavía sin justicia, Liliana apela a que no se apague la imagen de Daniel.
“Siempre digo que quiero que esté su nombre y su carita en todos lados. Tiene que permanecer para conseguir justicia y castigo a los responsables.”
Es la idea de la plaza.
El 11 de julio de 1995, Daniel se subió a una de las Traffic que saldrían de Saavedra para Uruguay. Lo había invitado un compañero del Liceo Nº 11 de Villa Urquiza, donde cursaba 5º año. Esa noche, la Argentina goleó cuatro a cero a Chile por la Copa América. Después del partido, un grupo de barras de Deportivo Morón y Tigre atacó las combis, donde viajaban hinchas de Platense y Defensores de Belgrano. Atacaron con palos, cuchillos y estiletes. Eran las 23:15. Media hora después falleció por las puñaladas en un hospital de la Ciudad. Aunque era simpatizante de Boca, llevaba una camiseta de Platense al morir. Además, Martín Vera, Gustavo González y Sebastián Portilla terminaron con heridas cortantes.
Liliana y su marido Pablo –que tienen otros dos hijos– no han parado desde entonces. Ella es fundadora de Familiares de Víctimas de la Violencia en el Fútbol (Favifa) y vicepresidenta de Salvemos al Fútbol. El crimen de Daniel es un símbolo de la impunidad. Fue, además, una de las demostraciones más claras de cómo la política albergaba a barrabravas.
“Ahora la vemos más que antes, pero siempre existió un Luis Barrionuevo”, dice Liliana, que debió enfrentarse al poder que ejercía el ex locutor Juan Carlos Rousselot, entonces intendente de Morón, para quien trabajaban como fuerza de choque varios de los señalados por el crimen. Uno de los principales sospechosos es Máximo Zurita, cuyo nombre de guerra es “el Gordo Cadena”. Ex capo de la barra de Deportivo Morón, Rousselot lo había adoptado como “ñoqui” de la municipalidad. Ostentaba protección policial y política, al igual que sus laderos, Ramón Toledo, conocido como “Negro Café”, y Mario “Pájaro” García, también acusados por el asesinato. Los tres, ayudados por el paragüas del PJ bonaerense, se armaron coartadas que le sirvieron para escurrirse de la justicia, como lo cuenta Gustavo Veiga en su libro Donde manda la patota.
En 2002, Miguel Bonasso contó que el Gordo Cadena quiso copar la intendencia de Morón (ya con Martín Sabbatella al frente) además de perseguir a caceroleros.
“Ahora quizá no vayan a la popular, pero van a la platea. De hecho, el presidente de Morón (Jorge “Zurdo” Ruiz) era un barra de la época en que mataron a Daniel.”
Liliana cuenta que siempre tuvo obstáculos. Y que las fuerzas para seguir adelante se las envía Daniel. Ni siquiera la derribó la prescripción de la causa, que ahora intentará reabrir en Uruguay.
“De ser necesario voy a apelar a los fueros internacionales.”
Porque nada, dice Liliana, la llevará al silencio. No se lo permitiría.

Por Alejandro Wall en el Diario "Tiempo Argentino"

viernes, 8 de abril de 2011

EN ESTE JUICIO FALTA SENTAR A LOS DIRIGENTES DE RIVER

El 6 de agosto del 2007 el joven Gonzalo Acro, fue asesinado por barrabravas de River Plate en el barrio de Villa Urquiza. Esta mañana, cuatro años después, estuve acompañando a Alberto, el papá de Gonzalo y a su hermana, Romina, en una nueva audiencia del juicio oral que se les sigue a los barras ante el TOC N° 15. Con la prepotencia contenida, un grupo de barrabravas, que no se reconocen como tales, jubilados por la realidad, son los acusados: Los hermanos Alan y William Schenkler, Pablo “Cuca” Girón, Martín “Pluto” Lococo, Rubén “Oveja” Pintos, Ariel “Colo” Luna y Sergio “Pelado” Piñeyro. Por el paso del tiempo, unos pocos periodistas cubrían el juicio. Uno de ellos Gustavo Grabbia periodista de OLE especialista en violencia en el futbol, estaba como testigo en el debate. La instrucción de esta causa y de otras que tramitaron conexas dejaron fuera de este juicio a algunos protagonistas, que podemos llamar los grandes ausentes: los dirigentes de River.

Al asumir como presidente de River, José María Aguilar vino con una teoría que venía a revolucionar la relación de los barras con sus clubes. La teoría de la integración. Fue así como los barras se incorporaron a la vida del club River Plate, ya no como huéspedes lejanos, sino como anfitriones. Pasaron en una primera etapa a ser empleados del club, y de alli a manejar negocios propios de la institución. Ya es antológico el viaje de "los borrachos del tablón" al mundial de Alemania, siendo la "delegación" más numerosa la de la barra millonaria. Hasta los barras tuvieron una disputa sangrienta, porque les habían prometido participar de las ganancias del pase de Gonzalo Higuain al Real Madrid de España. Pero, como es sabido, no se puede pactar con el diablo.

Hace un tiempo Romina Acro se enojo mucho conmigo, porque dije a unos periodistas que Gonzalo Acro era barrabrava de River. Lo cierto es que este joven es una victima más de la violencia en el fútbol, por eso acompañamos. Sus familiares, que sufren todos los días la ausencia, son merecedores de todo nuestro respeto y apoyo. Hoy miraba los ojos con lágrimas de Alberto Acro y me preguntaba si esta muerte pudo ser evitada. Yo creo que si.

Mientras tanto en este juicio y en todos los vinculados con muertes en el futbol, falta sentar a los financistas de los barras, sin los cuales la barra no podría funcionar, los complices, los malos dirigentes del fútbol.

Juan Manuel Lugones

martes, 8 de marzo de 2011

UN FUNCIONARIO MENEMISTA A CARGO DE LA SEGURIDAD EN EL FUTBOL KIRCHNERISTA

La Ministra de Seguridad Nilda Garre designo Subsecretario al Dr. Juan Carlos Blanco al frente de la Unidad de Coordinación de Seguridad y Prevención de la Violencia en Espectáculos Futbolísticos (Ucpevef). Mucho no hay para decir sobre esto, solo la particularidad que un gobierno que en cada oportunidad denosta la gestión de Carlos Menem, opte por designar un funcionario Menemista al frente de la seguridad en el futbol, ya que Blanco dirigió el Comite de Seguridad en el futbol en la fiesta menemista.
Donde si tenemos mucho para decir es en cuanto a los fines y objetivos que se plantea la nueva gestión. Los nuevos viejos funcionarios han denunciado “la firme intención de erradicar a los barrabravas y de cortar con sus fuentes de financiamiento, así como la de terminar con la connivencia entre los barras y la Policía, y los dirigentes políticos y deportivos”
Frente a esto solo algunas reflexiones. Una vez más lo decimos, en el periodo que va desde el 2003 al presente se produjo la mayor cantidad en porcentaje de muertes en el futbol argentino. Durante la gestión Kirchnerista como nunca creció el "poder barrabrava" alentado desde el poder politico y sindical. Resulta entonces extraño escuchar desde un gobierno que auspicia el problema la "firme intención de erradicar a los barrabravas"
El Dr. Juan Carlos Blanco hace 20 años que es funcionario nacional vinculado a la seguridad en el futbol o en el deporte en la Secretaría de Deportes de la Nación. Sin embargo no existe opinión pública del funcionario en cuanto a la muerte de tantos inocentes en ocasión o por motivo del futbol. Por que no opinó en forma pública el Dr. Blanco cuando desde el Kirchnerismo se dio un guiño para la creación de “Hinchadas Unidas Argentinas”? Por qué no hubo un pronunciamiento público sobre el viaje de cientos de barrabravas al Mundial de Sudafrica?
Por qué no hubo un pronunciamiento público sobre el reclutamiento de barrabravas desde el sindicalismo para utilizarlos como fuerza de choque? Tenemos como muestra la muerte de Mariano Fereyra a cargo de una patota mixta sindical-barra. Por qué no hubo un pronunciamiento público sobre la relación de Hugo Moyano con barrabravas de Independiente? y asi podemos seguir dando ejemplos.
Nosotros vamos por otra vía, denunciamos la violencia de los barras, la corrupción en el futbol con nombre y apellido y firmando las denuncias. Un camino muy distinto al de los funcionarios que un día dicen A y otro día dicen Z. Un día son menemistas y otro día son kirchneristas. Paradojicamente, como los barras que un día te aplauden y si no les dan plata te insultan.
Juan Manuel Lugones

lunes, 14 de febrero de 2011

No por casualidad el torneo se llama "Nestor Kirchner"


El Torneo de futbol argentino que comenzó este fin de semana se llama “Néstor Kirchner Clausura 2011”.


Según el presidente de la AFA Julio Grondona “Fue una decisión de nuestro Comité Ejecutivo en noviembre del año pasado para rendir homenaje a la memoria de un ex Presidente indiscutiblemente futbolero. Y tal vez por su sentimiento y corazón de hincha, supo entender desde el poder, el verdadero valor del Fútbol Argentino.”


Que curioso, que notable, el que suscribe, tambien tiene un sentimiento y corazón de hincha y entiende no desde el poder, sino desde el llano, el valor del futbol argentino. Es por eso que luchamos contra la violencia en el futbol y no nos resignamos a creer que debemos convivir con ella y con los que la generan. Y en este sentido el ex presidente Kirchner y la actual presidenta Cristina Kirchner, han estado más cerca de los que generan la violencia de los que la combaten.


No por casualidad y quizas como un simbolo, el torneo “Nestor Kirchner" en su primera fecha nos recibió con una batalla campal entre dos facciones de la barrabrava de River, camino a la cancha de Tigre en Victoria. y no es casual porque ha sido una constante del 2003 en adelante.


No por casualidad desde el año 2003 a la fecha se han producido el 15% de las muertes que tuvo que lamentar el futbol argentino. Sin embargo por la propia boca de Julio Grondona, el eterno presidente de la AFA, recordemos designado durante la última dictadura militar, se imponía un homenaje al presidente que mejor supo interpretar al futbol argentino. Torneo Nestor Kirchner.


No por casualidad, Kirchner fue un pionero en “interpretar” el sentimiento del hincha de futbol argentino. Por eso dos barrabravas fueron las primeras en llevar a la cancha los telones con la consigna Kirchner 2007. Primero la “Guardia Imperial” de Racing el club de sus amores. Y luego la barra de Nueva Chicago que extendía sobre la tribuna de Los Perales un telon con la consigna Kirchner 2007-Alberto Fernandez- Capaccioli, este último hoy día procesado por ser miembro de una asociación ilícita, defraudación a la administración pública, abuso de autoridad y negociaciones incompatibles con la función pública y encubrimiento y lavado de activos.


No por casualidad, para dirigir la seguridad del futbol en la Argentina el ex presidente Kirchner designó primero al ex arbitro de futbol Javier Castrilli y luego al ex dirigente del Club Los Andes, Pablo Paladino, gestiones caracterizadas por la dureza con la que se trató a los clubes de menor convocatoria, temblandoles la pera cuando los incidentes fueron protagonizados por los equipos de mayor convocatoria como Boca o River. Durante estas dos “brillantes gestiones” se verificaron 39 muertes vinculadas con la violencia en el futbol. Sin embargo el Kirchnerismo plantea la seguridad del futbol como un problema de otros o como si ellos llegaran ahora al gobierno provenientes de Marte. Basta escuchar a la nueva responsable del area la ex fiscal Cristina Caamaño decir “el viva la pepa aca se va a acabar”, como si el "viva la pepa" hubiese sido ocasionado por otros y no por el mismo gobierno que la nombra funcionaria.


No por casualidad fue a raìz de un acuerdo economico entre el grupo politico “La Campora” que manejaba el hijo del Presidente Kirchner, Máximo, y los referentes de la barra de Boca “La 12” y la barra de River “Los borrachos del tablon”, que en ocasión de un superclasico en la bombonera ambas barras portaran banderas contra el grupo Clarin, como puntapie del proyecto de “Futbol para Todos”.


No por casualidad, se fomentó desde la estructura Kirchnerista la formación de una federación de barrabravas denominada “Hinchadas Unidas Argentinas”, conducida por punteros de la Provincia de Buenos Aires y los más conocidos barras del país, financiada desde el poder, con un doble objetivo. Viajar al Mundial de Sudafrica 2010 y participar de la interna peronista como grupo militante de choque.
No por casualidad los dirigentes del futbol, los financistas de los barras, siguen sosteniendo a los violentos, esta vez, con menos problemas economicos, con la ayuda del dinero del "Futbol Para Todos". Tal vez este sea el precio más caro, por democratizar la transmisión de los partidos de futbol, con el dinero de "todos".

Juan Manuel Lugones

jueves, 27 de enero de 2011

¿Por que los negros no pueden ir al Conrad?

Porque dar trascendencia en este blog de Familiares de victimas de la violencia en el futbol a la presencia de la dirigente Kirchnerista Milagro Sala en el hotel Conrad de Punta del Este?. Es que "la flaca" como la llaman, responsable del movimiento Tupac Amaru de Jujuy desde 1998, tiene tiempo tambien para dirigiruna de las facciones de la barra de Gimnasia de Jujuy, que se hace llamar "la banda de la flaca". Este grupo de barrabravas acompaña por toda la provincia a la dirigente piquetera. Una muestra de ello son los permanentes escraches a opositores en Jujuy, violentos por supuestos, pudiendo destacarse el sufrido por el Senador Gerardo Morales el año pasado.
La flaca Sala eligió victimizarse ¿Por que los negros no pueden ir al Conrad?, se preguntó. Buscó el atajo más fácil.
En realidad la pregunta es: ¿Con que dinero? ¿Con los mismos fondos de los planes sociales? ¿Con los fondos de los comedores? Es etico en cabeza de una dirigente social de uno de los lugares más carenciados de nuestro país?
Ojala que no. Ojala que no sea de la misma manera que obtienen los fondos para los viajes los barrabravas, a los cuáles la flaca Sala conoce bien.
En definitiva, penosamente es el mismo modelo de los barrabravas. Los barras por su violencia viven y viajan muy bien, con todos los gastos pagos. Los hinchas de corazón están en la intemperie siguiendo al club de los amores como pueden y cuando pueden.
El Movimiento Tupac Amaru de Jujuy tiene casi 70.000 afiliados. Milagro Sala su responsable mira a Charly García en el Conrad de Punta del Este. Que pena, el mismo modelo de los barras.
Juan Manuel Lugones

domingo, 12 de diciembre de 2010

Los Barras y su estrecha relación con la polìtica.

Julio Carlos Capella es el "Madonna" Quiroz del parque Indoamericano. Uno y otro se hicieron famosos empuñando sus armas de fuego a la vista de todos. Ambos comparten un mismo origen: una cancha de fútbol. Capella integra la segunda línea de la barra brava de Huracán, una de cuyas zonas de influencia es Villa Soldati; cuando irrumpió a los tiros en San Vicente, durante el traslado de los restos de Juan Domingo Perón, en octubre de 2006, Quiroz formaba parte de la hinchada de Independiente y revistaba como chofer de Pablo Moyano, hijo de Hugo.

Entre los incidentes que encumbraron a Quiroz y el conflicto de Villa Soldati, pasaron cuatro años. En ese tiempo, la política aceitó sus lazos con los núcleos violentos de las hinchadas y llevó la relación a extremos impensados cuando el gobierno kirchnerista fomentó la creación de la organización Hinchadas Argentinas Unidas para que los barras argentinos pudieran ver el Mundial en primera persona. Capella fue uno de esos privilegiados.

El peor año
"Es indiscutible que durante 2010 todo se desmadró", reflexiona Juan Manuel Lugones, abogado de la ONG Favifa, que agrupa a los familiares de las víctimas de la violencia en el fútbol argentino. "Los barras crecen con un cobijo político-sindical. Se venden al mejor postor", concluye Lugones.

Una rápida cronología de los conflictos sociales de 2010 ubica a los barrabravas como protagonistas excluyentes. Como mano de obra contratada, estuvieron en la primera línea de fuego y fueron acusados en el asesinato de Mariano Ferreyra, militante del Partido Obrero que murió luego de un enfrentamiento sindical en octubre. En junio, Ariel Pugliese ("Gusano") y Javier Miranda, ambos barrabravas de Nueva Chicago y empleados del Indec, irrumpieron en la Feria del Libro y provocaron un escándalo durante la presentación del libro Indek, historia íntima de una estafa , del periodista Gustavo Noriega.

Al igual que Pugliese y Miranda, Capella trabaja para el Estado. En su edición de ayer, La Nacion informó que se desempeña en el área administrativa del sanatorio Julio Méndez como empleado de la Obra Social de la Ciudad de Buenos Aires (Obsba) y que su legajo es el 707879, con fecha de ingreso en abril de 2006, durante la gestión de Jorge Telerman como jefe de gobierno porteño. Ayer, en la obra social, evaluaban iniciarle un sumario a Capella por su presencia en los incidentes de Villa Soldati.

Pese a los muertos y a la tensión social, el conflicto en Villa Soldati salvó a Mauricio Macri de una indagatoria. El jefe de gobierno y su ex ministro de Espacio Público Juan Pablo Piccardo debían declarar en el marco de una causa judicial en la que se investiga el rol de la Unidad de Control del Espacio Público (UCEP), cuerpo creado para intervenir en los desalojos. A raíz de los maltratos denunciados durante los operativos, la UCEP fue disuelta, pero integrantes del movimiento social Aukache dijeron que entre los 26 integrantes de la fuerza había un barra de San Lorenzo. La voz cantante de los operativos era Luis Savoiardo ("Tano"), habitual "inquilino" del paravalanchas del Nuevo Gasómetro, la cancha de San Lorenzo.

En el conflicto del parque Indoamericano hubo hinchas de varias camisetas. "Había barras de cuatro o cinco equipos, aunque no los tenemos individualizados", indica Mónica Nizzardo, presidenta de la ONG Salvemos al Fútbol. Y reconoce: "Todo esto se podría haber evitado si la Justicia investigara algunas de las denuncias que hay contra los barras y los políticos. Parece que nadie los ve". Lo curioso es que los Capella, Quiroz y Pugliese salen en cadena nacional. Sus rostros, sus prontuarios y sus actos quedan expuestos. Fuera de micrófono, un poderoso ministro dijo alguna vez: "Si comprás un barra, te comprás un problema". El Estado, al parecer, también tiene su cara masoquista.

Nota publicada en el diario "La Nacion" por el periodista Alejandro Casar Gonzalez el 12/12/2010

domingo, 28 de noviembre de 2010

UNA PLAZA DEL BARRIO DE SAAVEDRA LLEVARA EL NOMBRE DANIEL H. GARCIA


Si el verde es un color que transmite vida y un espacio verde es como un pulmón que da vida al planeta, Daniel Hernán García recobrará en una plaza un poquito de su vida tan corta. Hoy a las 18.30, vecinos sensibles del barrio de Saavedra le harán un homenaje informal al hincha asesinado el 11 de julio de 1995 en Paysandú, Uruguay, durante la trigésimo séptima edición de la Copa América. El acto tiene la pretensión de inaugurar de manera extraoficial un sector de esparcimiento con el nombre del joven. Pero pasará a ser oficial si se aprueba un proyecto (número 2699/2010) presentado por el diputado socialista Raúl Puy en la Legislatura porteña. Su propósito es que se llame Daniel H. García el sector delimitado por las calles Ruiz Huidobro, Ramallo, Holmberg y Goyeneche, al lado de un terreno donde el gobierno de Mauricio Macri levanta una comisaría. La historia es una historia de sueños truncos –el esclarecimiento del crimen es un ejemplo–, pero también de fuerzas vitales, como la que demuestra hasta hoy Liliana, la madre de Daniel, que nunca en quince años ha dejado de clamar justicia para su hijo.

El proyecto de Puy para bautizar la plaza con el nombre del joven apuñalado por barrabravas de Deportivo Morón se da de patadas con la construcción de un precinto (el 12) de la Policía Metropolitana lindante con el espacio verde. Los vecinos, entre quienes se encuentra el diputado, juntaron casi 2000 firmas para acompañar la iniciativa. Daniel ya le da su nombre a un centro cultural donde funcionaba una huerta orgánica desde las luchas vecinales de 2001. En esa parte del barrio también se encuentra la plaza Madres del Pañuelo Blanco, por voluntad de los mismos vecinos que consiguieron la aprobación de la Legislatura el 6 de noviembre de 2008.

El caso de García, quien tenía 19 años cuando lo mataron en Paysandú, es uno entre los tantos de violencia en el fútbol que se mantienen impunes. Aquella noche de julio del ’95, la Selección nacional había goleado a la de Chile por 4 a 0 en el estadio Artigas. Miles de argentinos habían viajado desde distintos puntos del país para ver el partido. Daniel estaba entre ellos. Hijo de Pablo y Liliana, y hermano de Alberto y Gabriel (era el del medio), cursaba estudios secundarios en el ENET Nº 1 de la avenida Triunvirato al 4900. Los 320 kilómetros que separan a Buenos Aires de la ciudad uruguaya los había cubierto en una combi de color blanco, de la empresa Turismo Uno Viajes. Entre treinta y cuarenta jóvenes, en su mayoría hinchas de Platense y Defensores de Belgrano, ocupaban los tres vehículos parecidos que atacó una patota amparándose en la oscuridad y falta de vigilancia en las cercanías de la cancha.

Daniel llevó la peor parte. Otros dos hinchas, Martín Vera y Gustavo Fabián González, fueron heridos de gravedad en el vientre y en el hígado. Sebastián Portilla, la víctima restante, sufrió apenas un corte en la axila derecha. Las pistas del crimen, a partir de ahí, se evaporaron como una voluta de humo. Los asesinos no utilizaron armas de fuego y sí cuchillos, tijeras, botellas rotas y hasta un filoso estilete que sobresalía de una manopla. De ese modo, sin gritar o dar señales de por qué club hacían el mal entendido aguante, se le fueron encima al grupo que integraba García. La mamá siempre sospechó y aún hoy acusa con convicción a barrabravas de Morón y Tigre, dos hinchadas amigas. “Son ellos, los que siempre se nombraron. Hay protección política y una mafia espantosa detrás de todo esto”, acusó un par de años después del asesinato.

Su irrefrenable voluntad de lucha la llevó varias veces a peregrinar hasta Paysandú. Nunca encontró respuestas en el despacho del inoperante juez uruguayo Otto Alfredo Gómez Borro. Liliana jamás se sacó de la cabeza un apodo: Gordo Cadena. Ni otro: Negro Café. Ni otro más: Pájaro. Los tres identifican a viejos líderes de la barra del Gallo, Deportivo Morón. Las presunciones de la sufrida mujer chocaron con las coartadas de este trío, laboriosamente pergeñadas en el distrito que controlaba el intendente Juan Carlos Rousselot, ya fallecido. El alimentaba con diferentes prebendas el accionar de la patota. La policía bonaerense plantaba fotografías truchas de los presuntos implicados que parecían estampitas de comunión. Cadena, una mole superior a los cien kilos –como señaló la madre de Daniel– “aparecía más flaco y muy joven”.

Un grupo de diputados ayudó a Liliana y presentó un proyecto de Resolución en el Congreso. Julio Grondona, remiso como siempre a tratar estos temas dolorosos, confesaba: “Que nadie mire para el costado y se haga el tonto; todos sabemos quiénes son. Estos muchachos no son San Francisco de Asís” (El Telégrafo de Paysandú, 14 de julio de 1995). El viejo presidente de la AFA nunca aportó las pruebas suficientes sobre los asesinos que presuntamente decía conocer. Aún hoy desfila por el Congreso pasando y recibiendo facturas sobre la violencia que domina al fútbol, una de las peores manchas de sus 31 años de gestión.

La plaza Daniel H. García simboliza una forma de repudio contra la violencia del aparato represivo o la sinrazón de los barrabravas sostenidos por políticos, sindicalistas corruptos o dirigentes de fútbol sin escrúpulos. Es un mojón colocado en el largo camino contra la impunidad. Un espacio verde, un pedazo de vida entre tanta bestialidad sin remedio. Está muy bien que los vecinos del barrio de Saavedra, conocedores de historias con héroes cotidianos como García (cursaba el 5º año y trabajaba simultáneamente el taxi de su padre), no los abandonen al olvido. Como dice Liliana García: “Fue una satisfacción y un reconocimiento que una plaza lleve el nombre de mi hijo. El era muy querido en el barrio, muy querido por sus amigos. Aunque la causa judicial fue archivada y los asesinos siguen libres, éste es un pequeño logro. Como madre intenté buscar la justicia que no obtuve. Pero aquí estoy, quince años después sigo luchando por la memoria de Daniel”.

Nota publicada en Página 12 por Gustavo Veiga el 28/11/2010